Bueno pues dado que el tiempo nos ha fastidiado el día nos hemos ido de compras, por lo que me parece que hoy no os voy a contar mucho.
Mañana dejamos el hotel e iremos a la estación de Tokio a dejar las maletas en unas taquillas, de ahí creo que daremos una vuelta rápida por uno o dos barrios antes de coger el tren a Narita y de vuelta a España.
BEERS.AND.GEEKS
miércoles, 25 de septiembre de 2013
Tokyo, Día 5
Parece que Tokyo tenía algo contra nosotros. Menos mal que se ha solucionado al final del día.
Hemos llegado de Ryokan a las 12 pero, como en los hoteles de Japón no se puede hacer el check-in hasta las 3, hemos decidido ir a ver el Palacio Imperial y sus jardines. Buscamos alguna taquilla para guarda la mochila y algunas cositas que compramos en el ryokan... pero no hay ninguna que podamos usar. Todas las que hay en esa estación son para que las utilicen los usuarios de una tarjeta especial de transporte bla bla bla, que no tenemos. Así que cargamos las cosas hasta el Palacio, que lo suelen cerrar los lunes, pero como ayer fue fiesta (Equinoccio de otoño), lo han pasado a hoy martes, así que estaba cerrado.
Así que decidimos ir a Shibuya, para seguir haciendo algo de tiempo. A la salida del metro está la estatua de Hachiko, un perro que acompañaba a su dueño a la estación por la mañana cuando éste se iba a trabajar a la universidad, y le recogía por la tardes, todos los días. Un día al profesor le dio un ataque al corazón y no volvió, pero el perro seguía yendo todos los días a esperarle a la estación por las tardes. Los vecinos le empezaron a dar comida y a intentar llevarselo a casa pero Hachiko no quería hasta que éste también murió. Se levantó esta pequeña estatua en recuerdo de la fidelidad de este perro hacia su amo.
Además en este barrio está el paso de peatones mas concurrido del planeta. No es el caso de hoy, porque era la 1.30 de la tarde de un martes.
De ahí, un paseito por las tiendas de la zona, poca cosa. Y por fin, llegamos al hotel a las 3 en punto. Hemos estado haciendo planes para por la tarde y mañana... y vemos en el tiempo de estos días que nos quedan ¡tormenta! Adiós al plan del parque de atracciones al lado del monte Fuji. Así que hemos pensado que nos iremos de museos. A ver cómo amanece mañana el día y lo que decidimos.
Sobre las 5 hemos ido a visitar la Torre de Tokyo, similar a la Eiffel, en color rojo, esperando poder subir a lo mas alto desde donde se puede ver el Fuji peeeerooooo resulta que se ha estropeado el ascensor y sólo se podía subir hasta la mitad. Cómo ya estábamos allí hemos decidido seguir adelante.
Dentro de la torre había una exhibición de Doraemon
Y por la noche, de concierto. Sergio ha encontrado por internet una sala pequeñita (Shelter livehouse) en la que tocaba un grupo japonés que tenía buena pinta. Allá que hemos ido... y ha estado muy muy bien. Eran Mix Market. Dos horas de concierto muy divertido y bailongo. La gente se subía al escenario y se tiraba al público para que le cogiese. Algo salvaje para mi gusto. Lo peor han sido los diálogos que se han marcado entre grupo y público. De unos 5 minutos cada uno, cada dos canciones.... esa parte ha sido un tostón. Pero hemos salido de la sala con una sonrisa de oreja a oreja y ¡¡¡Sergio ha conseguido meterse en un pogo en Japón!!! (Sergio debe estar en algún lugar de la Foto)
Hemos llegado de Ryokan a las 12 pero, como en los hoteles de Japón no se puede hacer el check-in hasta las 3, hemos decidido ir a ver el Palacio Imperial y sus jardines. Buscamos alguna taquilla para guarda la mochila y algunas cositas que compramos en el ryokan... pero no hay ninguna que podamos usar. Todas las que hay en esa estación son para que las utilicen los usuarios de una tarjeta especial de transporte bla bla bla, que no tenemos. Así que cargamos las cosas hasta el Palacio, que lo suelen cerrar los lunes, pero como ayer fue fiesta (Equinoccio de otoño), lo han pasado a hoy martes, así que estaba cerrado.
Así que decidimos ir a Shibuya, para seguir haciendo algo de tiempo. A la salida del metro está la estatua de Hachiko, un perro que acompañaba a su dueño a la estación por la mañana cuando éste se iba a trabajar a la universidad, y le recogía por la tardes, todos los días. Un día al profesor le dio un ataque al corazón y no volvió, pero el perro seguía yendo todos los días a esperarle a la estación por las tardes. Los vecinos le empezaron a dar comida y a intentar llevarselo a casa pero Hachiko no quería hasta que éste también murió. Se levantó esta pequeña estatua en recuerdo de la fidelidad de este perro hacia su amo.
Además en este barrio está el paso de peatones mas concurrido del planeta. No es el caso de hoy, porque era la 1.30 de la tarde de un martes.
De ahí, un paseito por las tiendas de la zona, poca cosa. Y por fin, llegamos al hotel a las 3 en punto. Hemos estado haciendo planes para por la tarde y mañana... y vemos en el tiempo de estos días que nos quedan ¡tormenta! Adiós al plan del parque de atracciones al lado del monte Fuji. Así que hemos pensado que nos iremos de museos. A ver cómo amanece mañana el día y lo que decidimos.
Sobre las 5 hemos ido a visitar la Torre de Tokyo, similar a la Eiffel, en color rojo, esperando poder subir a lo mas alto desde donde se puede ver el Fuji peeeerooooo resulta que se ha estropeado el ascensor y sólo se podía subir hasta la mitad. Cómo ya estábamos allí hemos decidido seguir adelante.
Dentro de la torre había una exhibición de Doraemon
Y por la noche, de concierto. Sergio ha encontrado por internet una sala pequeñita (Shelter livehouse) en la que tocaba un grupo japonés que tenía buena pinta. Allá que hemos ido... y ha estado muy muy bien. Eran Mix Market. Dos horas de concierto muy divertido y bailongo. La gente se subía al escenario y se tiraba al público para que le cogiese. Algo salvaje para mi gusto. Lo peor han sido los diálogos que se han marcado entre grupo y público. De unos 5 minutos cada uno, cada dos canciones.... esa parte ha sido un tostón. Pero hemos salido de la sala con una sonrisa de oreja a oreja y ¡¡¡Sergio ha conseguido meterse en un pogo en Japón!!! (Sergio debe estar en algún lugar de la Foto)
Un video de Mix Market
martes, 24 de septiembre de 2013
Partida y regreso - historia de un Ryokan
Ayer nos tocó vivir experiencia japonesa.
Dejamos la habitación a las 10.30 y nuestras maletas en recepción. Sólo nos llevamos una mochilita con un pequeño neceser y algo de ropa. Sólo vamos a pasar un noche fuera y volveremos al mismo hotel.
Nos dirigimos a la estación central de Tokyo, desayunamos y dimos una vuelta por ahí. La estación es principios del siglo XX, según dicen, de estilo renacentista.
A las 12.44 tomamos el tren hacia la estación de Jomo Kogen. Allí nos esperaba un conductor muy simpático que nos llevaría al hotel en un minibus. En esta estación hemos visto una escultura de un Tengu en madera.
Antes de llegar al hotel hicimos una parada en Minakami para recoger a otros huéspedes del hotel y por lo que parece una de sus atracciones principales es esta locomotora a vapor que todavía sigue funcionando
La experiencia ha sido única. Es verdad que ya está todo bastante occidentalizado, pero todavía perduran ciertas costumbres que resultan chocantes, cuanto menos.
El hotel está situado en un pequeño valle por el que discurre un río, rodeado de bosque frondoso de arces y muy verde. Impresionante en cualquier época del año.
Nada mas llevar dejamos los zapatos en recepción y nos dan una zapatillas reversibles de estar por casa; sí, el pie derecho sirve para el izquierdo, y al revés. Nos sientan en un comedorcito y nos dan un té mientras los miembros del hotel nos explican, mesa por mesa, cómo funciona el tema. Luego elegimos nuestro jukata, tipo quimono, más cómodo, que utilizan para estar por casa. Nos acompañan a nuestra habitación típica japonesa, con varias estancias, tatamis en el suelo, sillas para sentarse en el suelo, mesa bajita. Aquí estamos posando para la ocasión.
Tema baños: en Japón eran (cada día menos) muy típicos los baños de aguas termales. La cultura de este país te indica que, antes de entrar a una de las piscinas, te tienes que lavar... sentado en una banquetita, delante de un espejo, con una alcachofa y en una sala con mas gente (de tu mismo sexo) duchándose como tu. Un vez limpito te pones tu jukata y te diriges a los baños, que suelen estar en el exterior. En este onsen (baños) había 4, 3 mixtos y una sólo de mujeres. Los baños estaban junto al río, así que se oía constantemente el agua caer. Y cubren sólo hasta las rodilla, luego te sientas en asientos de piedra y te relajas.
Lo típico es bañarse desnudo. Ahora bien, aconsejan a las chicas bañarse con una toalla, que cubre lo justo, enrollada al cuerpo. A los chicos les dan una toalla aun mas pequeña que sólo tapa lo imprescindible... y sólo por delante. Menos mal que Sergio es poco pudoroso. Es algo violento, el tema.
Pues nada mas llegar nos aseamos y ¡al agua! A las 7 cenamos un menú japonés. Nos pusimos hasta arriba. Lo que hacen es darte poquito de muchos platos. Además los japoneses deben comer muy rápido porque no me daba tiempo a terminar y ya estaban trayendo mas cosas. Descubrir qué era cada cosa y cómo se comía ha sido otra experiencia muy divertida. En esta foto solo aparece el principio del banquete.
Después de cenar, otro baño (creo que para ese momento ya no teníamos tensión). Yo estaba durmiendo a las 10.30 y Sergio creo que sobre las 11.30. A la mañana siguiente, desayuno típico japonés tempranito. Otra vez hasta arriba. De este no tenemos foto pero os cuento que teníamos un parrillita individual para poner un poco de salmón, un sartencita para hacer un huevo, sopa, arroz, muchos mini cuencos con cosas variadas (algunas ricas y otras.. menos ricas). Demasiado. Y otra vez a comer rápido. Japoneses que han desayunado a nuestro lado han tardado la mitad que yo, tomándose dos boles de arroz (yo con uno estaba a rebosar). Y otra vez a asearnos y otro baño (que no falte). A las 9.40 ha salido el bus hacia la estación.
Experiencia corta pero muy interesante e intensa. Además nos ha servido para descansar un poco las piernas y relajarnos.
Dejamos la habitación a las 10.30 y nuestras maletas en recepción. Sólo nos llevamos una mochilita con un pequeño neceser y algo de ropa. Sólo vamos a pasar un noche fuera y volveremos al mismo hotel.
Nos dirigimos a la estación central de Tokyo, desayunamos y dimos una vuelta por ahí. La estación es principios del siglo XX, según dicen, de estilo renacentista.
A las 12.44 tomamos el tren hacia la estación de Jomo Kogen. Allí nos esperaba un conductor muy simpático que nos llevaría al hotel en un minibus. En esta estación hemos visto una escultura de un Tengu en madera.
Antes de llegar al hotel hicimos una parada en Minakami para recoger a otros huéspedes del hotel y por lo que parece una de sus atracciones principales es esta locomotora a vapor que todavía sigue funcionando
La experiencia ha sido única. Es verdad que ya está todo bastante occidentalizado, pero todavía perduran ciertas costumbres que resultan chocantes, cuanto menos.
El hotel está situado en un pequeño valle por el que discurre un río, rodeado de bosque frondoso de arces y muy verde. Impresionante en cualquier época del año.
Nada mas llevar dejamos los zapatos en recepción y nos dan una zapatillas reversibles de estar por casa; sí, el pie derecho sirve para el izquierdo, y al revés. Nos sientan en un comedorcito y nos dan un té mientras los miembros del hotel nos explican, mesa por mesa, cómo funciona el tema. Luego elegimos nuestro jukata, tipo quimono, más cómodo, que utilizan para estar por casa. Nos acompañan a nuestra habitación típica japonesa, con varias estancias, tatamis en el suelo, sillas para sentarse en el suelo, mesa bajita. Aquí estamos posando para la ocasión.
Tema baños: en Japón eran (cada día menos) muy típicos los baños de aguas termales. La cultura de este país te indica que, antes de entrar a una de las piscinas, te tienes que lavar... sentado en una banquetita, delante de un espejo, con una alcachofa y en una sala con mas gente (de tu mismo sexo) duchándose como tu. Un vez limpito te pones tu jukata y te diriges a los baños, que suelen estar en el exterior. En este onsen (baños) había 4, 3 mixtos y una sólo de mujeres. Los baños estaban junto al río, así que se oía constantemente el agua caer. Y cubren sólo hasta las rodilla, luego te sientas en asientos de piedra y te relajas.
Lo típico es bañarse desnudo. Ahora bien, aconsejan a las chicas bañarse con una toalla, que cubre lo justo, enrollada al cuerpo. A los chicos les dan una toalla aun mas pequeña que sólo tapa lo imprescindible... y sólo por delante. Menos mal que Sergio es poco pudoroso. Es algo violento, el tema.
Pues nada mas llegar nos aseamos y ¡al agua! A las 7 cenamos un menú japonés. Nos pusimos hasta arriba. Lo que hacen es darte poquito de muchos platos. Además los japoneses deben comer muy rápido porque no me daba tiempo a terminar y ya estaban trayendo mas cosas. Descubrir qué era cada cosa y cómo se comía ha sido otra experiencia muy divertida. En esta foto solo aparece el principio del banquete.
Después de cenar, otro baño (creo que para ese momento ya no teníamos tensión). Yo estaba durmiendo a las 10.30 y Sergio creo que sobre las 11.30. A la mañana siguiente, desayuno típico japonés tempranito. Otra vez hasta arriba. De este no tenemos foto pero os cuento que teníamos un parrillita individual para poner un poco de salmón, un sartencita para hacer un huevo, sopa, arroz, muchos mini cuencos con cosas variadas (algunas ricas y otras.. menos ricas). Demasiado. Y otra vez a comer rápido. Japoneses que han desayunado a nuestro lado han tardado la mitad que yo, tomándose dos boles de arroz (yo con uno estaba a rebosar). Y otra vez a asearnos y otro baño (que no falte). A las 9.40 ha salido el bus hacia la estación.
Experiencia corta pero muy interesante e intensa. Además nos ha servido para descansar un poco las piernas y relajarnos.
domingo, 22 de septiembre de 2013
Tokyo, Dia 4
¡Qué rápido están pasando los días! Una pena.
Hoy domingo era un día muy intenso. Hemos dormido bastante (hasta las 10,30) porque ayer, con la tontería de Domingo´s y las fiestas del barrio (y las cervecitas), nos acostamos tarde.
Hemos ido a Odaiba, una isla artificial, ganada al mar, sobre la que se ha construido una barbaridad de centros comerciales, museos, una noria y atracciones diversas. Todo lo necesario para no aburrirse. Primero hemos recorrido, en el tren que te acerca hasta allí, la isla completa para ver qué se cocía y hemos alucinado: edificios impresionantes, grandes parques, una réplica de la estatua de la libertad, un par de playas, un spa...
De casualidad nos hemos encontrado en un parking con una concentración o exposición de coche tuneados pintados con motivos de anime, como todo aquí, por una simpáticas chiquillas que cantan y bailan sobre un escenario. No hemos entrado porque cobraban la entrada, algo cara, y hemos pensado que no nos merecía la pena, que desde la valla de fuera se veía bien.
La primera parada en Odaiba ha sido Gundam Front Tokyo, una atracción sobre robots gigantes de una serie de anime de los 80. Fueras tienen una maqueta a "tamaño real", que a ciertas horas mueve la cabeza y hecha humo.
Sergio ha entrado a la atracción donde había maquetas gigantes, diversos bocetos de la serie y una película donde contaban la evolución de la series desde 1979 hasta nuestros días (de la que no se ha enterado de nada pero le ha encantado).
... y yo mientras me he quedado en el centro comercial cercano dando una vueltecita. je je.
También en Odaiba hemos visto cosplay, chicos y chicas que se reúnen, sobre todo los domingos, en parques, se disfrazan de sus series favoritas y, según hemos visto, se hacen fotos con poses parecidas al manga. Muy curioso. Hemos intentado hacerles fotos pero un chaval con un brazalete de "staff" nos lo ha prohibido. Hemos preguntado a los disfrazados, pero tampoco. No sabemos muy bien porqué, tal vez no quieren ser molestados o tienen algún tipo de derecho reservado. Esta foto es robada.
De ahí, ya a las 4 de la tarde, y sin haber comido (tenemos un horario desastroso de comidas) hemos ido a Harajuku, otra zona en la que se suelen reunir los domingos grupos de amigos para disfrazarte. Hemos ido a una calle superrecomendada por mis guías, pero ha sido un poco decepcionante: mucho turista, poco cosplay, tiendas extravagantes, y mucha gente, otra vez.
Como ya anochecía nos hemos vuelto al hotel, dando antes una vueltecita por nuestro barrio y alrededores y viendo un par de procesiones mas como las de ayer. Celebran una Matsuri (que es como se llaman los festivales sintoistas) en Septiembre.
Después un descansito en el hotel. Hemos bajado a cenar a las fiestas de barrio (continuación de ayer) pero casi nos quedamos sin nada, porque a las 9.30 ya estaban cerrando todos los chiringos. Aun así, patata asada, tallarines fritos con verduras y salsa de soja, y un plátano en un palo mojado en chocolate y con virutas de caramelo. Una cervecita en Domingo´s y para casa, que mañana nos vamos a un Onsen (casa típica japonesa con spa) en las montañas, a relajarnos un poquito. Así que mañana no habrá blog.
Hoy domingo era un día muy intenso. Hemos dormido bastante (hasta las 10,30) porque ayer, con la tontería de Domingo´s y las fiestas del barrio (y las cervecitas), nos acostamos tarde.
Hemos ido a Odaiba, una isla artificial, ganada al mar, sobre la que se ha construido una barbaridad de centros comerciales, museos, una noria y atracciones diversas. Todo lo necesario para no aburrirse. Primero hemos recorrido, en el tren que te acerca hasta allí, la isla completa para ver qué se cocía y hemos alucinado: edificios impresionantes, grandes parques, una réplica de la estatua de la libertad, un par de playas, un spa...
De casualidad nos hemos encontrado en un parking con una concentración o exposición de coche tuneados pintados con motivos de anime, como todo aquí, por una simpáticas chiquillas que cantan y bailan sobre un escenario. No hemos entrado porque cobraban la entrada, algo cara, y hemos pensado que no nos merecía la pena, que desde la valla de fuera se veía bien.
La primera parada en Odaiba ha sido Gundam Front Tokyo, una atracción sobre robots gigantes de una serie de anime de los 80. Fueras tienen una maqueta a "tamaño real", que a ciertas horas mueve la cabeza y hecha humo.
Sergio ha entrado a la atracción donde había maquetas gigantes, diversos bocetos de la serie y una película donde contaban la evolución de la series desde 1979 hasta nuestros días (de la que no se ha enterado de nada pero le ha encantado).
... y yo mientras me he quedado en el centro comercial cercano dando una vueltecita. je je.
También en Odaiba hemos visto cosplay, chicos y chicas que se reúnen, sobre todo los domingos, en parques, se disfrazan de sus series favoritas y, según hemos visto, se hacen fotos con poses parecidas al manga. Muy curioso. Hemos intentado hacerles fotos pero un chaval con un brazalete de "staff" nos lo ha prohibido. Hemos preguntado a los disfrazados, pero tampoco. No sabemos muy bien porqué, tal vez no quieren ser molestados o tienen algún tipo de derecho reservado. Esta foto es robada.
De ahí, ya a las 4 de la tarde, y sin haber comido (tenemos un horario desastroso de comidas) hemos ido a Harajuku, otra zona en la que se suelen reunir los domingos grupos de amigos para disfrazarte. Hemos ido a una calle superrecomendada por mis guías, pero ha sido un poco decepcionante: mucho turista, poco cosplay, tiendas extravagantes, y mucha gente, otra vez.
Como ya anochecía nos hemos vuelto al hotel, dando antes una vueltecita por nuestro barrio y alrededores y viendo un par de procesiones mas como las de ayer. Celebran una Matsuri (que es como se llaman los festivales sintoistas) en Septiembre.
Después un descansito en el hotel. Hemos bajado a cenar a las fiestas de barrio (continuación de ayer) pero casi nos quedamos sin nada, porque a las 9.30 ya estaban cerrando todos los chiringos. Aun así, patata asada, tallarines fritos con verduras y salsa de soja, y un plátano en un palo mojado en chocolate y con virutas de caramelo. Una cervecita en Domingo´s y para casa, que mañana nos vamos a un Onsen (casa típica japonesa con spa) en las montañas, a relajarnos un poquito. Así que mañana no habrá blog.
sábado, 21 de septiembre de 2013
Tokyo, Dia 3
Hola otra vez :-)
Hoy nos ha tocado algo mas de friquismo. Por la mañana hemos ido al Mueso Ghibli (se pronunicia, Yibri), productora de muchas películas de anime. La entrada la compramos desde España (así somos) en una agencia de viajes especializada. El museo estaba como en una casa antigua, creada para la ocasión y te enseñaba cómo se hace una película de animación. Muy didáctico y lleno de niños. No dejaban hacer fotos dentro, para desgracia de mi compañero, pero algo hemos podido sacar.
Aquí estoy yo con "Mi vecino Totoro". El simbolo de la victoría es lo que hacen las japonesas cuando posan para una foto y yo me mimetizo siempre con el ambiente.
Despues del museo hemos ido a Akihabara, barrio electrónico. Además de un montón de tiendas de anime y cosas electrónicas, en este barrio se encuentran los Maidcafe. Las camareras de estas alegres cafeterías son joviales jovencitas vestidas de sirvientas. Puede parece un poco humillante, pero realmente lo que se pretende es transportarte a un mundo de anime, rosa, cursi y divertido. Hemos comido y bebido algo mientras las camareras reian y cantaban a nuestro lado. Toda una experiencia. ¡Moe, moe!
De camino a nuestro descanso al hotel, cerca hemos visto una procesión sintoista que pasaba.
Llevaban un altar al son de un cántico. Los de atrás empujaban, pero los de delante frenaba, según nos han contado, para no llegar al templo. La recepcionista de nuestro hotel nos ha contado que lo hacen todos los años. Ya por la noche nos hemos acercado a ver qué se cocía y nos hemos encontrado con un montón de chiringuitos de comida, juegos, una cantante japonesa... un espectáculo. Nos ha encantado. Si mañana tenemos tiempo volveremos porque nos han quedado puestos por probar.
Por cierto, he pillado 3 peces antes de que se me rompiese la red de papel... je je.
Para terminar la noche hemos terminado en un bar en frente del santuario llamado "Domingo´s" donde nos han tratado de lujo. Sergio ya lo ha apuntado como su bar de referencia en Tokyo. Por aportaros algo mas el Barman, un chico muy majo, nos ha deleitado con su arte en el recorte del papel
Hoy nos ha tocado algo mas de friquismo. Por la mañana hemos ido al Mueso Ghibli (se pronunicia, Yibri), productora de muchas películas de anime. La entrada la compramos desde España (así somos) en una agencia de viajes especializada. El museo estaba como en una casa antigua, creada para la ocasión y te enseñaba cómo se hace una película de animación. Muy didáctico y lleno de niños. No dejaban hacer fotos dentro, para desgracia de mi compañero, pero algo hemos podido sacar.
Aquí estoy yo con "Mi vecino Totoro". El simbolo de la victoría es lo que hacen las japonesas cuando posan para una foto y yo me mimetizo siempre con el ambiente.
Despues del museo hemos ido a Akihabara, barrio electrónico. Además de un montón de tiendas de anime y cosas electrónicas, en este barrio se encuentran los Maidcafe. Las camareras de estas alegres cafeterías son joviales jovencitas vestidas de sirvientas. Puede parece un poco humillante, pero realmente lo que se pretende es transportarte a un mundo de anime, rosa, cursi y divertido. Hemos comido y bebido algo mientras las camareras reian y cantaban a nuestro lado. Toda una experiencia. ¡Moe, moe!
De camino a nuestro descanso al hotel, cerca hemos visto una procesión sintoista que pasaba.
Llevaban un altar al son de un cántico. Los de atrás empujaban, pero los de delante frenaba, según nos han contado, para no llegar al templo. La recepcionista de nuestro hotel nos ha contado que lo hacen todos los años. Ya por la noche nos hemos acercado a ver qué se cocía y nos hemos encontrado con un montón de chiringuitos de comida, juegos, una cantante japonesa... un espectáculo. Nos ha encantado. Si mañana tenemos tiempo volveremos porque nos han quedado puestos por probar.
Por cierto, he pillado 3 peces antes de que se me rompiese la red de papel... je je.
Para terminar la noche hemos terminado en un bar en frente del santuario llamado "Domingo´s" donde nos han tratado de lujo. Sergio ya lo ha apuntado como su bar de referencia en Tokyo. Por aportaros algo mas el Barman, un chico muy majo, nos ha deleitado con su arte en el recorte del papel
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